Drive.

Grieving in his name has taught me that in the end of it all, people always leave. No matter who is there for you to fall back on and despite of whatever kind words are whispered into your ear, it is ultimately your own responsibility to bounce back and pick yourself up. People always leave. Sooner than later you are left to fend for yourself, to lift your own spirits and peddle forward.

You can hang onto someone—cling onto him like no other—in hopes that they don’t ever let go. Yet deep down you know he let go a long time ago. This time around was only courtesy and compassion, and you recognize it’s only momentary before he lets go for good. You try to tell yourself that day is nowhere near, that it will probably never come, but deep down and in your heart of hearts you already know the answer.

You begin asking why you allowed yourself to get this far, why you knocked on a door that was already shut. It’s too late now for questions and blame. You find yourself doing corny yet sweet things, only to drive back home in silence. You and your heart are officially dumb.

Entre sueños y deseos

Entre sueños y deseos pensaba…

Tú hablas el lenguaje de mi dolor, y a ti me aferro de tal manera que quizás sea mi autodestrucción. Como no arriesgarme si carezco del toque de tus manos, de tu aliento. Carezco de ti.

Quisiera dormir junto a ti. Imaginarlo me da confort, una paz indescriptible. Deseo dormir a tu lado.

Quisiera cubrirme entre tus brazos, cerrar los ojos y que besaras mis lagrimas. Tus labios lentamente rozarían mi frente, mi mejilla, hasta aterrizar en mi boca. Quisiera soñar a tu lado, contigo.

Quisiera que mitigaras mi dolor, utilizando tu sudor y saliva como borrador. Tu boca acariciaría mi espalda, recorrería mi cuello, pulsaría en mi pecho, hasta atravesar cada esquina de mi cuerpo. Quisiera que soñáramos un mismo sueño, en una sola cama, empapados en deseos.

Dulce despedida

Esta mañana al despertar pensé sentir un alivio, una mejoría de la noche anterior. Sin embargo al desenvolverse el día descubrí estar equivocada.

Aun te pienso igual o mas que ayer; aun no he parado de necesitarte. Ya lo se que no me has dado razón para extrañarte. Ya lo se que nadie se muere de desamor y desaire. Mi único aliado será el tiempo, ya que algún día cesaré de esperar novedades tuyas. Hasta que ese día llegue, pasaré callando mi tristeza e ignorando tu memoria.

No puedo negar lo mucho que me duele abrir los ojos. Habría jurado que nuestra historia era real—lo sentía en mis entrañas—de esta manera el amor nos ciega y nos engaña. Jamás sentiste lo que yo sentí por ti.

Perdí la cuenta de los besos y las despedidas, pero hoy es definitivo. Reconozco haber tocado fondo. Olvidé mi orgullo y me comporté como una pésima perdedora. De esta manera el amor nos cambia, nos vacía.

A pesar de todo, no me arrepiento de nada que me haya hecho sonreír. Y tú—tú me hacías sonreír como una tonta.

Dolor mio

¿Que hacer cuando la realidad duele e incomoda? Me bastara con sentarme aquí, contemplando. Se que no tendrás las respuestas a mis preguntas, pero será mejor así—ya que en veces el silencio habla mas fuerte. Es como una nube que camina sobre mi cabeza, una nube gris cargada de emociones distintas dependiendo del día. Pensaba que podría beberme mi dolor y que al amanecer tu nombre habría borrado, pero no. Yo y el mundo entero sabemos que así no es como funciona, pero la ilusión del olvido nos ilumina y nos da esperanza. Dolor mío, ¿cuando te iras?