Queriéndote

Enchíname la piel como solías hacerlo y haz que sin tu presencia me haga falta el aire.

Me he concedido diez minutos para pensarte, para escribirte. Hace tiempo que no le permitía a mi lapicero ser influenciado por ti. Te extraño—no hay otra forma de decirlo. Amo aquellos fragmentos que me restan de los pocos momentos en que coexistimos. En veces olvido tu rostro—pero tu mirada jamás—tu mirada jamás. Esos ojos siniestros y llenos de oscuridad que invitan a perderse. Amo aún mas aquella noche cuando te sentí en plenitud—como si hubieras puesto tu corazón en mis manos, como si hubieras desnudado tu alma hacia mi. Fue una de esas cosas que no suelen suceder, que nunca pasan. Amo tus labios y el beso que te robé, por siempre.

Dolor mio

¿Que hacer cuando la realidad duele e incomoda? Me bastara con sentarme aquí, contemplando. Se que no tendrás las respuestas a mis preguntas, pero será mejor así—ya que en veces el silencio habla mas fuerte. Es como una nube que camina sobre mi cabeza, una nube gris cargada de emociones distintas dependiendo del día. Pensaba que podría beberme mi dolor y que al amanecer tu nombre habría borrado, pero no. Yo y el mundo entero sabemos que así no es como funciona, pero la ilusión del olvido nos ilumina y nos da esperanza. Dolor mío, ¿cuando te iras?